Del Ser a la nada: Decreación, de Anne Carson.

Ginebra Magnolia

(Vaso Roto, 2014) (Vaso Roto, 2014)

Fue Simone Weil, fenecida filósofa francesa, quien acuñó el término “decreación”, complejo y gnóstico proceso que consiste, grosso modo, en desplazar el Ser de uno mismo para dar cabida a Dios. Cual Arquímedes, la poeta canadiense Anne Carson utiliza este término como punto de base y palanca para la composición de su Decreation. Poetry, Essays, Opera, un ambicioso y poliédrico volumen de poesía, cuya meritoria versión al castellano fue publicada por Vaso Roto Editorial, en traducción de Jeannette L. Clariond.

Aparecido originalmente en 2005, este libro es una lúcida amalgama de géneros literarios, teorías filosóficas, tradiciones culturales, influencias y metáforas, cuyo propósito principal es la aniquilación del ser a través de la escritura, para dar cabida a lo Sublime. En pocas palabras, para decrearlo. Bajo esta premisa, Carson se sirve de un sinnúmero de herramientas y métodos con los que consigue eliminar la presencia del…

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En este lugar hay pulgas

EN ESTE LUGAR HAY PULGAS / Invisibles pulgas / No sabes cuándo generan otra roncha / Y la rascas y pica / DUELE / Te dejas crecer las uñas / limpias a propósito las mantienes / Porque sabes que en uno u otro momento / tendrás una roncha más / Y rascas / RASCAS / Buscas un ritmo / Un sonido / Un perro faldero / RASCAS / Se vuelve enorme / AHORA / Tus uñas sucias / Sucias de piel / De tú piel / Enronchada / NO basta / Friegas fuerte / Luego suave / Sabes que no va a pasar / La tapas con los dedos / Sollozas / Te culpas / Te culpas de haber venido / No verlas cuando están / En tu brazo, en tu mano, en el pelo, los muslos, los tobillos, el trasero / Y te ríes / De lo huevona que eres / Cómo mierda una / UNA / Una sola jode el día / Hay PULGAS / En este lugar hay pulgas / No una / VARIAS PULGAS / y no una / VARIAS PULGAS / Ojo / Cada una tiene su lugar predilecto / Tobillos, pies, brazo, antebrazo, espalda, estómago / CHUPASANGRES INVERTEBRADOS / Mínimo dos por zona / Mínimo encontrar a una / A una / O dos / Y al rato / Otra roncha / En el brazo / No en el mismo brazo / En el OTRO / y luego / ¿luego? / las piernas, los muslos / los tobillos / RASCAS / Y te cansas de arañar / La piel marcada / Roja / Te acostumbras / No de ellas No / En todos lados están / Te acostumbra la picazón / La picazón de esa parte / Te acostumbras a que vengan / Propongan una pérdida / OCUPEN TU PIEL / Pulgas de mierda / Pasará / Acostumbrada / Vivirás / Te dejarán vivir / Eso sí / Inmune a la incomodidad / Perderás y no te darás cuenta / Perderás las uñas / Las garras / Dejarás de tocarte / Frotarte / Y abrazar ese punto / Blanco rojo / Luego / Ni eso habrá / Ni roncha / Firma / Huella / TODO SERÁ VELADO / Pulgas de mierda / En sus tierras / Ni sabrás / Cuando empezó la reacción primera //

EN ESTE LUGAR HAY PULGAS / INVISIBLES PULGAS

03.04

castillo-naipes

Cuando uno se expone. Cuando uno se deja mostrar, en su más débil punto, sabe que se expone. Sabe, que en la exposición del detalle, muestra todo aquello que el resto oculta. Esa pequeña porción, de músculo. De ligamento. En un instante, en un silbido, todo se derrumba. La casa de papel, la casa de naipes, todo lo que lo rodea percibe su fragilidad. Y la ventana, el paso cansino o la cola de gato, desploma los filamentos de unión. Toda la conspiración no puede ser concebida como un complot. Todos los factores no aplacan la inocencia de una cola de gato. Y las cartas, desplazadas de valores, en que los números y símbolos se despojan de sus individualidades, han sido las causantes de aquella construcción expuesta. Un conjunto de aire, que al más mínimo rose, rompe su destino. Silencioso, como el instante tras un temblor. Las cartas, convertidas en láminas, carecen del ruido de los platos. Su desenlace es el mismo factor de su construcción. Inocencia del papel. Inocencia de la cola de gato. Aquella cola, coqueta e inquieta, es inocente de lo que le rodea. Su vaivén es la estabilidad del cuerpo total. Esa cola es un gato. Esa torre de naipes son papeles plastificados.  ¿Pueden aprender a compartir el espacio? Claro, los dos pueden seguir en el mismo espacio, sabiendo que siempre ocurrirá. Que siempre el gato, para mantener su equilibrio, pase a llevar. Que siempre la casa de cartas, tendrá que volver a rearmarse. Llegue o no el memento. Aquel otro ser empecinado en unirlos, se canse. Y el cansancio transformará al papel en cartas de un naipe. Más no al gato.